martes, 17 de mayo de 2016

UNA MOVIDA DEL AJEDREZ POLÍTICO

Eran las 3 de la tarde del domingo cuando tocaron la puerta de mi casa. En una pequeña moto de la Seguridad del Estado llegó un oficial

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De izquierda a derecha, Jorge Olivera, Martha Beatriz Roque y José Daniel Ferrer, miembros del Grupo de los 75

De izquierda a derecha, Jorge Olivera, Martha Beatriz Roque y José Daniel Ferrer, miembros del Grupo de los 75

LA HABANA, Cuba.- Eran las 3 de la tarde (la hora en que mataron a Lola) del domingo cuando tocaron la puerta de mi casa. En una pequeña moto de las que usa la Seguridad del Estado llegó un oficial con el uniforme de Inmigración y Extranjería. Sin preguntarme si era la persona indicada, me extendió un documento de “Citación Oficial” para el día siguiente y me dijo que en la oficina me explicarían el motivo.

¡Cuál no sería mi sorpresa al ver que el documento contenía mi dirección actual! Recién me mudé y ni siquiera había actualizado mi carné de identidad. Casi al mismo tiempo una amistad de Miami me llamó para confirmar que de los once miembros que quedamos en Cuba del Grupo de los 75, habían citado a siete.

La primera persona que llamé fue a Arnaldo Ramos Lauzurique y me dijo que el mismo personaje que me visitó se acababa de ir de su casa, citándolo para las 9 de la mañana del lunes en las oficinas de este organismo que se encuentran en Factor y Final, en el Nuevo Vedado.

Conversé con cada uno de los involucrados, quedando el requerimiento –después de Arnaldo- en el siguiente orden: 10 AM, Eduardo Díaz Fleitas (Pinar del Río) y Félix Navarro (Matanzas); en la capital mi turno fue a las 11 AM; Oscar Elías Biscet a la 1 PM; Héctor Maseda a las 3 PM y Jorge Olivera Castillo a las 4:30 PM.

También tuve oportunidad de hablar con 3 de los 4 a los que no habían citado: José Daniel Ferrer, Librado Linares e Iván Hernández Carrillo. No pude contactar con Ángel Moya hasta casi las 9 de la noche, porque se encontraba arrestado.

Al día siguiente, la conversación con los oficiales de Inmigración duró apenas unos minutos. A todos nos dijeron lo mismo, en La Habana nos atendió el mayor Orestes Rodríguez Bello y en Matanzas el mayor Monzón. En síntesis, lo planteado fue que por una vez de forma excepcional podríamos viajar y regresar al país, debido a que durante la licencia extrapenal nos habíamos portado bien. Pero una vez que regresáramos del viaje cuando volveríamos a ser ‘presos’ y mantener el mismo status.

Algunos de nosotros hemos decidido viajar, aunque es significativo que cinco somos de la tercera edad y dos por encima de 50 años.

El mismo día 22 de febrero me dirigí a las oficinas de Inmigración y Extranjería de mi municipio para marcar en la cola y, durante el tiempo de espera, aproveché para ir a dos Agencias Bancarias a tratar de comprar el sello de 100 CUC que vale la elaboración del pasaporte. Todo fue en vano, sendas colas de unas cien personas adornaban la entrada de cada Banco.

Ahora solo hay que esperar que esté elaborado el pasaporte, en estos momentos el tiempo de demora es de 20 días naturales.

Esta autorización ha sido toda una violación de lo establecido en el Decreto Ley 302/12 que modifica la Ley de migración en su artículo 25: “Toda persona que se encuentre en el territorio nacional no puede salir del país mientras se encuentre comprendida en alguno de los supuestos siguientes: b) Tener pendiente el cumplimiento de una sanción penal o medida de seguridad, excepto en los casos que se autorice de forma expresa por el tribunal”. En ningún momento se nos entregó un documento oficial que garantice que vamos a poder regresar al país.

La mayoría coincide que es un regalo a Obama de parte del régimen, por su próxima visita, pero con las mismas características de la liberación de los 53 presos políticos en 2014. Es uno de sus ardides para aparentar concesiones sin tener que sacar mucho del bolsillo.

Habría que señalar que Héctor Maseda declinó la autorización, porque considera que si no podemos salir todos, él no lo hará. También Félix Navarro ha dicho que no viaja fuera del país mientras exista la dictadura.

Hay que respetar todos los criterios, pero también es necesario trabajar para que los cuatro a los que no se les ha otorgado ni siquiera el permiso de salir una vez, puedan hacer uso de esta migaja.