martes, 5 de diciembre de 2017

TENEBROSA PRISIÓN CUBANA. VIDEOS 

Videos:

1.-https://drive.google.com/file/d/1o4ipSly1G5HVKQC3u4g8V3Q73VjBkmrE/view?usp=drive_web

2.-https://drive.google.com/file/d/10pVxA4SQTfnWpMFmHYcURDQ-9NmcPSGp/view?usp=drive_web

3.-https://drive.google.com/file/d/1Tgx9dM_M1ArPh71f4Aofv-9-fnJhPye7/view?usp=drive_web

4.-https://drive.google.com/file/d/10OaIQRujmuOUuZf4GpX5CoPi4YWnsxXX/view?usp=drive_web

5.-https://drive.google.com/file/d/14h9k9wqNzyx0JqLkDiq54UhsUqj3muXR/view?usp=drive_web


Por: Jorge Bello Domínguez

Teléfono: 53353648

Desde una prisión ubicada en el centro del país, un grupo de reclusos -que cumplen condenas privativas de libertad- se las ingenió para contar las violaciones a los derechos humanos que se cometen en ese ente carcelario cubano. Estos reclusos, lograron -desde una celda del recinto- filmar con un teléfono celular que introdujeron en el penal, un rústico video donde revelan los abusos y violaciones que contra ellos se cometen por la oficialidad del reclusorio, cuyo material audio visual nos hicieron llegar por mediación de familiares y amigos.

Los hechos suceden en la Prisión Provincial de Ciego de Ávila, conocida comúnmente como “Canaleta”, donde, -según manifiesta la población penal del recinto-las condiciones de vida en el lugar son deprimentes y los funcionarios, con el beneplácito de la jefatura violan los derechos más elementales de los seres humanos allí recluidos, como son: la asistencia médica, una justa alimentación y un trato correcto. Por el contrario, reciben golpizas y se práctica contra ellos la tortura física y sicológica, a lo que habría que añadir, un elevado índice de corrupción entre la oficialidad carcelaria.

En una grabación realizada por los presos, destaca el testimonio del reo Carlenis Reyes del Rosario, a quien mantuvieron en una celda de castigo del recinto por siete días negándole el derecho a la alimentación por reclamar asistencia médica; o el testimonio de un ex oficial de la Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) condenado a veinte años de prisión que ha sido torturado y golpeado en varias ocasiones, prácticas que han dejado secuelas psíquicas en su salud mental.

También, entre los casos abusivos expuestos por estas personas privadas de libertad, se muestran los testimonios de los prisioneros Reinaldo Rodríguez Lozada y Lázaro Rivero Quintana, el primero con número de expediente 1850814 y el segundo con numeración identificativa penal 1829814. Estos hombres, en la filmación realizada por ellos clandestinamente desde una fétida celda de la prisión, detallan cómo son las condiciones de vida en ese sitio; narran y muestran las marcas y cicatrices en sus cuerpos ocasionadas por funcionarios en brutales golpizas que estos y otros han recibido por los uniformados en el reclusorio al que se hace mención. Al igual, revelan de manera directa nombres de oficiales y personal médico del centro “reeducativo” involucrados en reiteradas violaciones a los derechos humanos; así como la corrupción existente en la oficialidad.

En otro aparte del material filmográfico recibido, los reclusos muestran a un joven condenado que se infringió graves heridas en el cuerpo -con una hoja de cuchilla de afeitar- que pusieron en riesgo su vida; auto agresión que el individuo cometió por el impedimento que la Dirección de la Prisión pusiese para que fuera conducido para asistir al funeral de su fallecida madre.


También se da a conocer el caso de un joven de veinte y un años con padecimientos psiquiátricos, que incluso ha sido violado sexualmente por otros reos, sin que medie el tratamiento sicológico especializado ni ayuda existente por los oficiales reeducativos del plantel a pesar de las exigencias realizadas por el mismo a las autoridades.

En la filmación enviada por los reclusos, se pone al desnudo la realidad del sistema penitenciario cubano, contexto que dista mucho de lo que el régimen difunde en los medios de comunicación referente al trato que reciben en las prisiones cubanas las personas que por una razón u otra se encuentran privadas de su libertad.

Ciego de Ávila, 5 de noviembre de 2017